La alimentación texturizada favorece que las personas con parálisis cerebral y problemas de deglución vuelvan a disfrutar de la comida, además de forma segura y participando en la vida social del centro.

Hoy queremos hablaros de la comida texturizada, una de las formas de alimentación con mayor potencial y que más bienestar aportan a nuestros mayores.

Esta dieta texturizada es un eficiente potenciador del apetito por la variedad de platos que se pueden degustar. A su vez, beneficia la salud nutricional, repercute en el bienestar funcional y genera una mayor autonomía en la alimentación de las personas que no pueden ingerir alimentos con su solidez habitual.

Además de conocer sus ventajas, es importante saber también en qué consiste exactamente, cómo se logra y qué supone para la dieta en personas mayores.

¿Qué es la comida texturizada?

Cuando hablamos de alimentos texturizados o texturización de alimentos, nos referimos a una técnica que permite dar a los alimentos una consistencia segura y atractiva para las personas con disfagia. Es decir, mediante la texturización de alimentos, logramos la consistencia adecuada en las comidas y para que las personas con problemas para masticar y digerir puedan hacerlo sin problemas.

Gracias a la comida texturizada podemos reintroducir alimentos en la dieta que el usuario ha ido eliminando por riesgo de atragantamiento, a la vez que se mantienen todas las propiedades nutritivas.

Beneficios y ventajas de la comida texturizada

El principal beneficio de la comida texturizada de El Cel Rubí es que nuestros residentes TODOS disfrutan del mismo menú, no hay distinción entre el menú basal y el de textura modificada, en caso de tener problemas de alimentación, recuperan el gusto por la comida, previniendo así problemas de desnutrición y otras complicaciones derivadas.

Las personas que tienen problemas para masticar y tragar pueden no ser capaces de ingerir alimentos de forma habitual y consistente. Con la texturización, podemos preservar los colores, sabores y olores originales, aumentando de manera significativa el grado de satisfacción ante la comida.

En suma, nos permite elaborar platos más fáciles de ingerir, pero gastronómicamente apetecibles, ya que esa nueva textura que se intenta conseguir respeta en lo posible la que tenía el alimento antes de ser tratado.

La alimentación, además de proporcionar los nutrientes necesarios para la vida y la buena salud, conlleva también un importante aspecto social: la gratificación de compartir buenos momentos a la mesa en compañía.

Por otro lado, la masticación estimula el cerebro. Numerosos estudios confirman que la masticación activa muchas zonas del cerebro, sobre todo las relacionadas con el movimiento y la atención. Esto aumenta al mismo tiempo el flujo sanguíneo y la actividad cardíaca y vascular, lo que se asocia con la mejora de la memoria inmediata y las facultades de cálculo.

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Problemas en la deglución y la alimentación de la tercera edad

La correcta alimentación de la tercera edad es algo tan delicado como esencial para su salud.

Fruto de diferentes tipos de enfermedades y del propio proceso de envejecimiento, buena parte de las personas mayores tiene dificultades a la hora de masticar, tragar o ingerir alimentos. Así, pueden surgir otros problemas relacionados. Uno de ellos es la disminución del apetito y dificultad para masticar y tragar alimentos. Es decir: con el paso de los años, las personas mayores incorporan cada vez menos alimentos. Esto puede derivar en falta de nutrientes suficientes, debilitamiento del cuerpo y el sistema inmunológico, etc.

En datos, la disfagia -dificultad para tragar de forma segura y eficaz- afecta a más del 30% de personas que han sufrido un ictus, y afecta especialmente en el Parkinson y Alzheimer. Y los problemas de masticación afectan casi al 40% de personas a partir de los 65 años.

Las consecuencias de la disfagia, como vemos, pueden resultar graves, porque la dificultad a la hora de deglutir los alimentos puede llevar a la desnutrición y, además, provocar importantes problemas a nivel psicológico en la persona que lo padece.

Al optar por preparados triturados o cremas, podemos suplir la falta de nutrientes, pero dejando de lado un proceso muy importante: la masticación. Y es que las preparaciones de alimentos triturados y convertidos en purés o papillas no dan lugar a una correcta insalivación, dado que no hay masticación previa.

Ante estas situaciones, las técnicas de texturización pueden hacer que las personas con problemas de deglución, de masticar e ingerir, puedan disfrutar de las comidas sin perder ningún nutriente esencial en el proceso, amén de otros beneficios aparejados. Os los contamos a continuación.

¿En qué consiste la texturización?

La texturización, lejos de lo que se pueda pensar a primera vista, no es tan solo el tradicional triturado o puré. Va mucho más allá. Hablamos de un conjunto de técnicas que respetan la consistencia de cada alimento, conservando todos sus nutrientes y esas propiedades, como el aroma o el color, que lo convierten en atractivo. Es decir: modificar la comida lo justo para lograr que resulte más fácil de masticar y deglutir.

De esta manera, texturizar un alimento consiste en transformar su textura, viscosidad y consistencia para poder adecuarlo a las necesidades de las personas con dificultades de masticación o deglución.

Para texturizar no es necesario contar con equipos específicos, pero sí hay que conocer las técnicas y emulsionadores de los que disponemos actualmente, básicamente, procesamos los alimentos de manera distinta, por ejemplo espesando líquidos o triturando sólidos, o incluso dando a los líquidos una consistencia semisólida como en el caso de las cremas de verduras, los purés, los yogures o las natillas, es imprescindible conocer que alimentos o preparados podemos utilizar para realizar estas técnicas que NO interfieran en el sabor, y que una ensalada, siga sabiendo a ensalada sea cual sea su textura.

Además, existen diferentes niveles de texturización según las necesidades de masticación y deglución de la persona, y las características propias de cada alimento.

Dieta y alimentación de nuestros mayores

El envejecimiento poblacional ha aumentado exponencialmente en las últimas décadas, y más lo hará a corto y medio plazo.

Este envejecimiento es un proceso fisiológico natural e irreversible del organismo que provoca cambios en la estructura y función de los diferentes sistemas. Una de las consecuencias es que las personas mayores constituyen un colectivo particularmente vulnerable a la malnutrición.

Para ello, debemos contar con una dieta saludable para las personas mayores, adaptada a cada condición, contexto y situación. Eso es lo que buscamos en nuestro día a día en El Cel Rubí. Y es que es fundamental que nuestros mayores prosigan con una dieta lo más sana y personalizada posible.

Para ello, la primera opción es optar por una dieta variada y rica en alimentos con nutrientes como las proteínas, vitaminas y minerales, tales como la leche y productos lácteos, carne, huevos, pescado, pan, cereales, frutas y verduras, comida tradicional y sin ultra-procesados.

En el Cel Rubí nos preocupamos cada día de que nuestros residentes y usuarios del centro mantengan una alimentación adecuada y equilibrada, revisada y actualizada periódicamente por un facultativo, pero sobre todo que sea del agrado de los usuarios del centro.

Nuestros menús, tanto normales como texturizados, evitan carencias típicas como la repetición, exceso de alimentos fritos y embutidos, abuso de sopas y purés como platos principales, falta de adaptación a las diferentes patologías de este colectivo, etc. En nuestros centros, aseguramos a cada residente los nutrientes energéticos, proteínicos, de Carbohidratos, grasas, minerales, fibra, etc. necesarios para su correcta alimentación.

En definitiva, el diseño de una comida y un menú en la residencia de mayores es pieza clave del envejecimiento saludable, y siempre apostando por los alimentos texturizados para facilitar el mantener gustos y mejorar la presentación de los platos.