Nos encontramos frente la 4rta revolución industrial, la comúnmente llamada industria 4.0. debemos preguntarnos qué significa esto, como hemos llegado hasta aquí? Y como lo vivimos en el sector asistencial.

A finales del siglo XVII hablamos de la primera revolución industrial, iniciada en el Reino Unido, por la llegada de la mecanización, tras la aparición de la máquina de vapor de Watt, el primer paso hacia las comunicaciones modernas con el telégrafo de Morse, los primeros telares y el nacimiento de la industria textil. Un tiempo lleno de nuevos inventos y avances tecnológicos que propiciaron el cambio socio-económico, el nacimiento de la clase burguesa y el primer movimiento de la vida rural a una vida urbana y industrializada.

En la segunda revolución industrial, gracias a la lámpara incandescente de Edison, llega la electricidad a las ciudades, la populación de la prensa escrita, la revolución en las comunicaciones con la radio y teléfono, la gran expansión de las líneas ferroviarias para el tren de vapor, el barco de vapor y la globalización del comercio. Las fabricas pasan a la industrialización en líneas de producción masiva, como el automóvil de la mano de Henry Ford, revolucionando el transporte. Todos estos hechos cambiaron el curso de la vida como se conocía hasta entonces, dándose otro cambio socio-económico a nivel mundial: el abandono del campo para trabajar en fabricas, con un salario fijo semanal, provocando el crecimiento desmesurado de ciudades.

La vida se localizaba en suburbios no preparados para la masificación donde se sufrían grandes epidemias, obligando a un cambio en los gobernantes para adaptarse a los nuevos tiempos. Se instauraron normativas relacionadas con la construcción, y la salud pública, sistema de limpieza para controlar enfermedades contagiosas, mejoras sanitarias, las vacunas, una mayor preocupación por la salud, mejor nutrición y por primera vez en la historia aumento de la esperanza de vida. Aparece la nueva clase trabajadora capaz de agruparse, y las mujeres, empiezan a reivindicar su papel igualitario, defendiendo sus derechos. Este punto es esencial, mirando a la clase trabajadora. La mujer realiza el mismo trabajo por menos retribución y menos derechos, mirando a la clase burguesa, la mujer tiene menos educación y es forzada a la vida en el ‘hogar’, este punto es fundamental ya que determina como antes el cambio socio-económico donde se huye del campo y la vida rural, la mujer se sigue haciéndose cargo del cuidado del hogar y los niños.

Llegamos a la tercera revolución industrial a principios de los años 60 con el desarrollo de la electrónica y las TIC’s (Sistemas electrónicos y tecnologías de la información), sistemas con control numérico, sistemas embebidos, PIDs, la revolución de los ordenadores, fabricas con robots en línea, la era de Internet, las redes sociales, y los Smartphone’s. La preocupación por el medio ambiente, el uso de las energías renovables, coches híbridos y eléctricos. La era de la profesionalidad, la necesidad de nuevos perfiles profesionales, los estándares y la protocolización.

Las mejoras sanitarias y la alimentación, provocan un incremento en la longevidad superándose los 70 años de vida. Culturalmente el papel de la mujer sigue siendo secundario, donde se ocupa de las labores del hogar, el cuidado de infantes y gracias al incremento de la esperanza de vida, ahora también de sus mayores. En el siglo XXI la mujer sigue luchando por sus derechos, ya consolidada en el mundo laboral, la mujer que trabaja ya no puede cuidar de sus ancianos, la esperanza de vida es mayor, aparecen enfermedades neurodegenerativas que necesitan unos mayores cuidados y atenciones más profesionales. Todo esto repercute directamente en el campo asistencial, se protocoliza y profesionaliza el mundo de la atención a las personas mayores: Médico, enfermera, psicóloga, trabajadora social, fisioterapeuta, terapeuta ocupacional y educadora social de la mano del equipo gerocultor.

Y ahora emerge una nueva revolución, la Industria 4.0, se abre un nuevo concepto de producción, damos voz al consumidor, queremos ser únicos y diferentes, estamos en constante cambio. En la jornada en HP3D a la que asistí a través de la Xarxa Rubí Empresa (aqui), Jaume Homs dio un ejemplo sencillo y muy comprensible del cambio de modelo a nivel mundial ante el que nos enfrentamos,- en los 80’s-90’s hacíamos fotos, analógicas – cámara y carrete-, las llevábamos a revelar y comprábamos un bonito álbum expuesto en la tienda de revelado, y de aquí creábamos nuestro propio álbum. A día de hoy, hacemos nuestras fotos -con nuestro Smartphone- a través de una APP y sentados en el sofá de casa creamos nuestro álbum digital, con nuestras fotos, saliendo nosotros mismos en la portada, algo único y diferente, le ‘damos a comprar’ donde pagamos directamente con el móvil – con nuestras contraseñas guardadas en la ‘nube’- y entonces nos llega nuestro propio álbum a casa. Esto es la transformación digital. Smart factories, IoT y la posibilidad de conectar cualquier cosa a Internet, la informatización y digitalización de todos los procesos, la combinación de maquinaria física con procesos digitales, conocido como sistemas ciberfísicos, y el cloud computing, la flexibilidad y personalización de la producción. El trabajo en una red interna, capaz de la toma automática de decisiones evitando fallos, contribuyendo a una mejora de la producción. Fabricas ligadas al exterior, donde consultar y acceder des de nuestro Smartphone.

¿Pero y en el campo asistencial?

Ya vemos la punta del iceberg, en Hospitales y especialistas médicos, donde tanto pruebas como informes y recetas, todo va informatizado, ya se trabaja en un ‘historia clínica compartida’ donde cada persona tiene todos sus datos médicos, siendo posible la consulta por diferentes especialistas, Centros de Atención Primaria (CAP) y/o Hospital. En las residencias ya disponemos de software de gestión donde cada usuario ya dispone de su espació para su historia clínica y el seguimiento de los diferentes profesionales, test validados y planes de atención, pero como ya presentamos en el articulo La innovació i la importancia de la inclusió dels centres residencials per la gent gran de mitja i alta dependencia a la xarxa sanitaria per millorar l’ACP, en inlcusio.cat 2017 (aquí) hay una falta de comunicación e información entre el sistema sanitario y el asistencial, toda la información de los usuarios de residencia no es visible para los especialistas médicos, perdiendo de esta forma mucha información, social y sanitaria, personal y valiosa de los pacientes, en dicho artículo hacemos hincapié en la importancia del clouding para todas las partes implicadas en los cuidados de la persona. Además resaltábamos que las visitas a especialistas, en personas mayores de alta y media dependencia con gran fragilidad, crean una gran desorientación, agotamiento, incomodidad y malestar.  Para una visita de 15 minutos necesitan transporte en ambulancia, con un coste de 282,29€ (visita especialista + transporte en ambulancia) y remarcamos el uso de la tecnología ya existente para realizar visitas on-line con especialistas. O, pensando simplemente en el sistema de ‘sintrom’ donde desde el CAP de referencia una enfermera va a tomar la muestra sanguínea a la residencia, esta se envía al laboratorio, del laboratorio el resultado va al CAP y nuevamente del CAP a la residencia. En el caso de la optimización de recursos sanitarios es donde más vemos la problemática del actual modelo asistencial, la tecnología le lleva la delantera a la normativa.

Des de la Generalita de Catalunya dentro del Pla Interdepartamental d’Atenció i Interacció Social i Sanitària ya trabajan en un «Model d’atenció sanitària integrada a les persones que viuen en centres residencials», ya ha lanzado una prueba piloto con 2 Residencias y Hospitales Catalanes. Presentación del nuevo modelo aquí.

El modelo asistencial tal y como lo conocemos esta en extinción nos encontramos ante un nuevo paradigma asistencial, no solo con la integración sanitaria sino con la transformación digital dentro de los centros residenciales. Un cuidado bio-psico-social, no se trata de comprar un aparato ‘molón’ y moderno, se trata del uso de la tecnología como facilitadora del cambio de paradigma, un modelo centrado en la persona, sus gustos y aptitudes, y si no es capaz de manifestar sus deseos la búsqueda de su bienestar bajo el conocimiento de su historia de vida.

El profesional como diseñador de programas de actividades únicos y específicos para cada persona y donde ellos mismos puedan elegir la actividad en cada momento, el uso de tabletas y apoyo digital, si no pueden sostener un lápiz para pintar, poder pintar con el dedo, si no pueden leer la letra pequeña de un libro poder ampliarla en libros digitales, disponer de un abanico de actividades cognitivas. Actividades con alto impacto sensorial para crear un vinculo entre el usuario y su cuidador para estimular a aquellas personas que han perdido esa capacidad. Con el uso de salas multisensoriales, la realidad virtual nos permite ‘llevar’ a usuarios a la playa o a su ciudad natal o realizar video llamadas con familiares lejanos. La monitorización on-line de la persona, siendo capaz de detectar cambios físicos y sistemas de actuación preventivos. El control del sueño, para diseñar mejor el cuidado nocturno. Mejorar la calidad de vida de nuestros usuarios a la vez incorporando tecnologías que mejoren el trabajo del personal asistencial, la optimización de procesos, el uso de sistemas inteligentes y robóticos que nos ayuden con los esfuerzos físicos diarios, dejando tiempo para centrarnos en lo verdaderamente importante la parte social, el contacto humano y cariño.