El verano es la época más calurosa del año, y cada vez sus temperaturas son más extremas. A causa de diversos factores, el calor afecta más a las personas mayores. Por tanto, para evitar trastornos como el golpe de calor, deshidratación o fatiga, es importante tomar medidas adicionales.
De esta manera, verano es una época del año donde se tiene que redoblar el cuidado y atención de los mayores y personas dependientes. Desde El Cel Rubí tenemos claro que el cuidador principal es el encargado de cubrir o ayudar en todas las esferas del residente, a nivel psíquico, físico, social y espiritual.
En este post, vamos a hablar sobre las principales recomendaciones para el verano específicas para las personas mayores.
1. Una vestimenta adecuada
Lo más aconsejable en verano es llevar ropa amplia de colores claros, transpirable, preferentemente lino y algodón, así como calzado fresco y cómodo. Además de cubrir la cabeza con gorras o sombreros para evitar la insolación.
Desde la residencia gestionamos el cambio de armario cuando llega el buen tiempo y recomendamos a los familiares ropa cómoda y fresca.
2. Mantener la casa fresca
El control de las temperaturas en distintos ambientes y también el corporal es primordial.
Cabe recordar que la tolerancia a la temperatura de nuestros mayores es reducida, por lo que debemos evitar la exposición a altas temperaturas para no tener episodios de hipotensión arterial, edemas en piernas, mareos…
Dentro de casa, ya sea en sus respectivos hogares, con la familia o en la residencia, hay que mantener constante un ambiente fresco no inferior a 23º si usamos aires acondicionados, apoyándonos en recursos como el abanico o los ventiladores.
En El Cel Rubí, mantenemos la temperatura en una media de 25º y la regulamos con la programación de AA. A su vez, realizamos ejercicios de movilización a primera hora de la mañana de lunes a viernes, y disponemos de terraza con zona cubierta y sombra para disfrutar del aire libre, combatiendo los edemas de piernas con butacas reclinables, la piscina de agua fría de la terraza y masoterapia.
3. Alimentación variada: más frutas y más verduras
El consumo de líquidos en la dieta es también fundamental, por lo que se recomienda aumentar las frutas, ensaladas y verduras durante estos meses, así como más pescado que carne. Al mismo tiempo, no son recomendables los procesos de digestión largos que requieren guisos o caldos a altas temperaturas.
En este tiempo, también hay que tener especial cuidado en la manipulación y conservación de los alimentos. Y es interesante fraccionar las comidas en cinco ingestas, en lugar de tres, realizando cenas ligeras.
4. Hidratación
Es quizá el principal pilar del cuidado de los mayores en verano. ¿Por qué? Porque tienen una disminución de la percepción de la sed, no sienten necesidad de beber, incluso si su cuerpo lo necesita.
Esta disminución de la ingesta va acompañada a menudo con la toma de diuréticos, lo que hace que aumente el riesgo de deshidratación. Es por eso que el cuidador debe controlar la cantidad de agua que bebe el anciano y cerciorarse de que es la suficiente, invitándole a beber aunque no tenga sed.
¿Cómo lo afrontamos en El Cel Rubí? En nuestra residencia contamos con una amplia variedad de líquidos como agua, zumos, horchata… siempre en nevera, preparados para la ingesta.
Para mantener a nuestros abuelos bien hidratados y fresquitos, realizamos tomas continuadas y siempre recomendamos a los familiares, en salidas al exterior de larga duración, que intenten llevar una botellita o parar a tomar algo para mantener la hidratación.
5. Evitar bebidas con cafeína o alcohol
La cafeína y el alcohol estimulan y provocar alteraciones nerviosas en las personas mayores, y además favorecen la deshidratación.
6. Los cuidados para la piel
Los cuidados de la piel de personas mayores son más importantes si cabe durante el verano.
Los rayos solares pueden dañar nuestra piel y son el principal factor riesgo de desarrollo del cáncer de piel u otras enfermedades como la dermatitis crónica.
En el caso de las personas mayores, el sol incide de manera directa en la dermatoporosis, una condición que se caracteriza por la delgadez y la fragilidad cutánea que provoca el envejecimiento de la piel, así como en la progresión de la osteoporosis.
7. Realizar actividades al aire libre
Mantener el cuerpo activo mediante actividades al aire libre asegura una mayor autonomía del anciano y evita caídas inesperadas, reduciendo su miedo a caminar solo.
Además, el verano favorece el contacto con la naturaleza y contribuye a aumentar las actividades compartidas con toda la familia. Son estas relaciones sociales las que hacen afrontar la vejez con una actitud positiva, ayudan a mejorar la autoestima y reducen el riesgo de presentar dependencia. Al respecto, es recomendable hacer ejercicio a primera hora de la mañana o a última de la tarde.
8. Controlar las horas de sueño
Para conseguir controlar las horas de sueño, es interesante mantener unos horarios fijos y realizar algo de ejercicio durante el día, lo que aumenta el cansancio y la sensación de sueño, ayudándoles a dormir mejor.
9. Evitar salidas en horas de máximo calor pero salir al aire libre
Los paseos al aire libre, estirar los músculos y disfrutar de la sombra y los atardeceres, son beneficiosos para la salud mental, emocional y física. Eso sí: es obligado evitar las horas de más calor, habitualmente de 11 a 17 horas.
10. Cuidado de los ojos
En verano exponemos a los ojos a ciertas condiciones que pueden ser perjudiciales, sobre todo en ancianos o personas mayores, ya que suelen sufrir problemas o enfermedades oculares.
Para evitar la sequedad ocular y otras consecuencias del verano en los ojos, debemos utilizar unas buenas gafas de sol, no mirar directamente al sol, usar gorro o sombrero y lavarse las manos y ojos a menudo para evitar irritaciones.
11. Vigilar la tensión arterial
El calor afecta a la tensión. Muchos tratamientos para personas de la tercera edad están relacionados con ésta, lo que provoca que sea indispensable su control.
12. Usar protección solar
Además de evitar la exposición al sol, en la medida de lo posible, entre las 11 y las 17 horas, durante el tiempo que la persona mayor esté al aire libre debe utilizar un bloqueador solar o crema solar con un factor de protección alto, como mínimo factor 20.
Para que estas cremas sean realmente útiles, es necesario aplicarlas sobre la piel bien seca 30 minutos antes de exponerse al sol. Es importante recordar que la piel de los mayores es más sensible y débil, por ello debemos asegurarnos de que utilizan protección solar adecuada al salir a la calle, especialmente en manos y cara.