Los cambios en la jubilación se dan en todos los ámbitos de esta etapa de la vida, desde nuevos estatus económico a cambios sociales, emocionales o físicos. Aunque presenta numerosos retos, con una planificación adecuada, actuando en consecuencia y una actitud positiva, la jubilación puede ser una de las mejores etapas de la vida.

Se trata de una oportunidad para explorar nuevos intereses, pasar más tiempo con seres queridos y disfrutar de la libertad que nos brinda. El objetivo es comprender y abordar los cambios que acompañan a esta transición, logrando una jubilación gratificante y enriquecedora.

Hoy queremos mostraros algunos de los cambios que se dan con esta nueva aventura para sacar el máximo provecho de esta era vital y saber afrontar y disfrutar de todos los cambios que trae consigo.

Entrando en la jubilación: un nuevo paradigma

La jubilación es aquel periodo en el cual, por convenio, a partir de una determinada edad, las personas se retiran de la vida laboral activa.

En España la edad legal general de la jubilación son los 65 años, pero hay profesiones en las que puede variar tanto por arriba como por abajo. Esto hace que la edad media de la jubilación anticipada en nuestro país sea a los 63 años, mientras que la edad de jubilación normal está en 66 años y 4 meses cuando se acrediten menos de 37 años y 9 meses de cotizaciones. Edad que, paulatinamente, va subiendo año a año.

Como decimos, la época de la jubilación puede ser de lo más placentera si nos la planteamos correctamente, es decir, disfrutando del tiempo libre con los mejores beneficios en ocio, transporte, salud o compras. Y sobre todo, aceptando y sabiendo manejar los retos que se producen con los cambios en todas las áreas de nuestra vida.

Cambios financieros: la pensión como garantía

El cambio más evidente cuando nos jubilamos es la transición de una fuente de ingresos activa a una pasiva. En la jubilación, por norma general, nuestra única fuente de ingresos es la pensión que recibimos, siempre dependiendo de las circunstancias personales. Esto, lógicamente, puede generar preocupación y estrés financiero si no se ha planificado adecuadamente, por lo que es ley prever qué pensión nos quedará y cuál será nuestro futuro a corto y medio plazo con los ingresos y el patrimonio del que dispongamos.

Cambios sociales: evitar el síndrome del jubilado

Evitar el síndrome del jubilado es el principal reto al que nos enfrentamos en este periodo de cambios sociolaborales. Se trata de la dificultad de adaptación ante el cese de la actividad laboral.

Los nuevos horarios en el descanso, en el ocio y en el sueño, la ruptura con las relaciones sociales profesionales, la ‘excesiva’ comodidad o sedentarismo delante de tantas horas libres, etc. pueden producir una perturbación del equilibrio mental y físico. Por ello, hay una serie de normas importantes a tener en cuenta:

  • Cuidar de la salud: Hábitos de vida saludables vigilando la alimentación. Disminuir o eliminar el tabaco y la ingesta de alcohol, y aumentar la ingesta de agua. Y cumplir un horario de sueño adecuado.
  • Ejercicio. Mantener el ejercicio físico si se realizaba, incluso aumentarlo con menos intensidad más días a la semana. Si no se realizaba ejercicio, buscar alguna actividad de trabajo cardiovascular y trabajo de fuerza acorde con su condición física y que sea de su agrado.
  • Mantener la mente en forma: Leer, ejercicios cognitivos, pasatiempos, realizar actividades que anteriormente por horarios laborales no podía realizar, como costura, pintura, cursos de informática, etc.
  • Mantener la vida social: Cuidar las relaciones familiares, seguir relacionarse con antiguos compañeros de trabajo o hacer nuevas amistades en nuevas actividades.

Cambios físicos: la salud es lo más importante

Con el envejecimiento, es natural que el cuerpo experimente ciertos cambios, como la disminución de la energía y la agilidad. Además, es habitual enfrentar problemas de salud que requieren una atención más constante.

Para mantener la salud física en la jubilación, es clave llevar un estilo de vida activo y saludable. Esto incluye una dieta equilibrada, moderar el alcohol, una buena hidratación y ejercicio regular. Y es que mantenerse activo físicamente no solo mejora la salud, sino que también puede aumentar la calidad de vida y proporcionar una sensación de bienestar.

En este sentido, a nivel de cambios en la salud, la hipertensión en las personas mayores es el factor más representativo de riesgo cardiovascular.

En personas que están en procesos de jubilación o próximos a ella, los cambios psicológicos y sociales pueden deparar en un aumento de la tensión arterial.

Por ello es fundamental realizar controles y seguimiento para poder detectar si es necesaria la intervención farmacológica. A veces, solo con cambiar ciertos hábitos se puede conseguir, en los casos más leves, que se regulen las cifras de tensión arterial, al menos temporalmente, sin necesidad de tomar medicación.

Las fases emocionales de la jubilación

Según diversos estudios realizados, hay varias fases de adaptación a la jubilación, si bien no todos pasamos por todas ellas ni en este orden:

  • Fase “Luna de miel”. Son los primeros días tras jubilarse. Es una sensación como de estar de vacaciones, pero incluso mejor, ya que no existe la presión de ver cómo se acaban los días, y la persona suele sentirse “feliz” de estar jubilada.
  • Fase de “Desencanto”. Pasadas las primeras semanas, las cosas puede que no sean como esperábamos. Hablamos de dificultades para llevar a cabo todos nuestros planes, ser plenamente conscientes del cambio económico que supone, sentir cierta nostalgia del trabajo… Aquí puede aparecer sintomatología ansiosa o depresiva, fruto de la decepción o la frustración.
  • Fase de “Reorientación”. Tras la etapa anterior, buscamos nuevas expectativas, más realistas y ajustadas a la nueva situación.
  • Fase de “Estabilización”. Finalmente nos adaptamos a la jubilación, aceptando nuestro nuevo estatus y alcanzando un equilibrio entre las posibilidades y los recursos.

Las principales ventajas de jubilarse

La lista de ventajas por jubilarse es amplísima, pero quizá no te hayas parado a pensar en todas ellas. La principal es lógicamente cobrar sin trabajar. No tanto por el importe, ya que los ingresos menguan, sino por la calidad de vida que supone.

A su vez, disfrutaremos de muchos descuentos en transportes, ocio, viajes, deportes, etc.

Tenemos más tiempo libre para poder hacer otras actividades o aficiones y una gran libertad horaria.

Recuperamos vida familiar para poder dedicar más tiempo a los más jóvenes o a los más pequeños de la familia. De hecho, en algunos casos, es el momento de poder ejercer de abuelo o abuela y consentidor(a).

Por supuesto, tenemos libertad para elegir dónde residir, ya que en muchos casos el trabajo marcaba la residencia y, muchas veces tenía que ser una gran ciudad.

Está también la posibilidad de viajar fuera de la temporada alta, en cualquier época del año.

Y por supuesto, mejoramos el estado de salud al liberarnos del estrés y de la depresión, comer más tranquilos, dormir a placer y hacer más ejercicio.

Beneficios económicos de la jubilación

Si bien el hecho de jubilarse no supone ningún cambio a nivel legal, pasamos de ser trabajadores en activo a ser pensionistas, y esto nos permite acceder a una serie de ventajas que nos facilitaran enormemente esta nueva etapa de nuestras vidas.

Y el mejor ejemplo lo tenemos en una noticia reciente. Desde el pasado julio, las personas mayores de 65 años podrán ir al cine un día a la semana por solo 2 euros. Lógicamente hay mucho más, y todo parte de la pensión de jubilación. Esta es la prestación que podemos tramitar cuando cumplimos los requisitos legales establecidos, y el principal sustento financiero en este periodo.  Incluso aquellas personas que no hayan cotizado el tiempo suficiente para recibir una pensión de jubilación, pueden acceder a una pensión no contributiva siempre y cuando cumplan con los requisitos legales para ello.

Además de la pensión como tal, existen numerosas ventajas para jubilados tanto a nivel privado como público, y para acceder a ellas solo tenemos que acreditar nuestra condición de pensionista de la seguridad social o nuestra edad:

  • Compra de medicamentos: todos los asegurados del CatSalut que sean pensionistas y que tengan unos ingresos inferiores a 100.000€ anuales solo deberán aportar un 10% del precio de los medicamentos con unos límites de 8.23€ (para pensiones inferiores a 18.000€ anuales) o de 18.52€ para pensiones entre 18000 y 100.000 euros anuales)
  • Viajes del IMSERSO: Generalmente fuera de las temporadas más caras y a precios muy competitivos, cuentan con la posibilidad de que el pensionista vaya con un acompañante. Los precios oscilan entre los 116 euros del paquete más barato y los 405,53 del más caro. Además, la inmensa mayoría de agencias de viajes ofrecen importantes descuentos para jubilados.
  • Transporte: Los transportes públicos (bus, tren, cercanías, etc.) ofrecen descuentos para personas jubiladas y mayores de 65. Estos dependen de cada comunidad autónoma, pero pueden llegar hasta un 90%, incluso ser gratuitos. Es el caso de la Tarjeta dorada Renfe o «Carnet de Pensionista» de los Ferrocarriles de la Generalitat.
  • Descuentos: Los encontrarás en entradas a museos, exposiciones, teatros, cines, parques de atracciones, etc. Incluso a menudo la entrada es gratuita para jubilados.
  • Actividades dirigidas a personas jubiladas: las organizan los propios ayuntamientos y van dirigidas al envejecimiento activo, incluyendo charlas, salidas al entorno, etc.
  • Deporte: Decenas de polideportivos y gimnasios subvencionados y/o privados lanzan tarifas especiales, con un precio muy competitivo para los mayores de 65 años.

El quid de la cuestión es informamos correctamente allá donde vayamos, y preguntar por los cientos de descuentos y ventajas que podremos aprovechar para disfrutar más y mejor de nuestra jubilación.

Los cambios emocionales en la jubilación

¿Cuál es el impacto emocional de la jubilación? Esta última etapa de nuestra vida también trae consigo una serie de nuevas perspectivas emocionales. Algunas personas experimentan una sensación de pérdida de identidad, ya que su trabajo solía definir gran parte de quiénes eran.

Al mismo tiempo, puede dejar un vacío emocional que debe combatirse con actividades y pasiones nuevas, elementos que también ayudan a evitar el experimentar sentimientos de soledad o aislamiento, así como lograr un círculo social sólido fuera del trabajo.

Para enfrentar estos cambios emocionales, es importante mantenerse mental y emocionalmente activo. Participar en actividades que te apasionen, como pasatiempos, voluntariado o aprender nuevas habilidades, puede ayudar a llenar el vacío dejado por el trabajo.

También es esencial mantener una red social sólida y buscar apoyo emocional cuando sea necesario, ya sea de amigos, familiares o grupos de apoyo. Y por todo ello es por lo que trabajamos en El Cel de Rubí.