cuaderno de música

Cómo la música en la tercera edad puede mejorar la calidad de vida

La música, desde tiempos inmemoriales, ha sido una fuente de alegría, consuelo y expresión para la humanidad.  Pero más allá de su capacidad para entretener y emocionar, la música en la tercera edad tiene un poder transformador que puede impactar significativamente en la calidad de vida de las personas. 

Desde El Cel de Rubí, os contamos cómo la música puede ser una herramienta poderosa para mejorar el bienestar físico, mental y emocional de los mayores y de la población en general.

La música en la tercera edad: bienestar y poder terapéutico

El envejecimiento es una etapa natural de la vida, pero puede venir acompañado de grandes desafíos, como la pérdida de seres queridos, la disminución de la movilidad y la salud física, así como la soledad y el aislamiento social. 

Estos factores pueden contribuir a problemas de salud mental, como la depresión y la ansiedad, y afectar la calidad de vida de los adultos mayores. Por lo tanto, es fundamental encontrar formas efectivas de promover el bienestar en esta etapa de la vida, como es el caso de la musicoterapia, y de apostar por el envejecimiento activo.

La música tiene la capacidad única de llegar a las personas en un nivel emocional profundo. Estimula recuerdos, despierta emociones y puede proporcionar consuelo en momentos de dolor o tristeza. 

En el caso de los adultos mayores, la música en la tercera edad puede ser una herramienta terapéutica invaluable que aborda una variedad de necesidades físicas, mentales y emocionales.

La importancia de la participación activa

Además de simplemente escuchar música, participar activamente en actividades musicales puede potenciar aún más los beneficios para la salud en la tercera edad

Aprender a tocar un instrumento musical, cantar en un coro o participar en clases de música pueden proporcionar una sensación de logro, estimular la creatividad y fomentar la conexión social con otras personas. 

Estas actividades ayudan a mantener la agudeza mental y la agilidad física, ofreciendo una forma divertida y gratificante de envejecer de manera activa y saludable.

La música como puente social

La música en la tercera edad también tiene el poder de unir a las personas, y esto es especialmente importante para los adultos mayores que pueden enfrentar el riesgo de aislamiento social y soledad

Participar en actividades musicales grupales, como clases de baile, coros o jam sessions, puede proporcionar un sentido de comunidad y pertenencia. Estas experiencias no solo ofrecen oportunidades para hacer nuevos amigos y fortalecer relaciones existentes, sino que también mejoran la autoestima y la confianza en sí mismos.

Beneficios de la música en personas mayores

El entrenamiento musical desacelera el envejecimiento. Ese es, básicamente, el principal beneficio de la música en personas mayores. 

Algo que, además, está contrastado por numerosos estudios en los que han participado miles de personas a lo largo de las últimas décadas.

De esta forma, la música es sumamente beneficiosa a nivel cognitivo, emocional y físico

Beneficios físicos

La música puede reducir el estrés, disminuir la presión arterial y mejorar la calidad del sueño

Además, es capaz de estimular la actividad física al servir como un estímulo motivador durante el ejercicio, como en clases de baile o aeróbicos.

La música también puede ayudar a mejorar la coordinación motora y la función cognitiva, lo que es especialmente beneficioso para mantener la independencia y la calidad de vida en la tercera edad.

Beneficios mentales, emocionales y sociales

La música en la tercera edad puede estimular el cerebro de maneras únicas. Puede mejorar la memoria, la concentración y la cognición en general, potenciando las emociones positivas

Para los adultos mayores, esto puede ser especialmente beneficioso en la prevención o ralentización del deterioro cognitivo asociado con el envejecimiento. Además, la música puede ser una herramienta efectiva para gestionar el estrés, la ansiedad y la depresión

Al escuchar música que les gusta, los adultos mayores pueden experimentar un aumento en los niveles de dopamina y serotonina, neurotransmisores asociados con el placer y el bienestar emocional.

Estas actividades con música suelen realizarse en grupo, lo que fomenta la interacción social.

Beneficios cognitivos

La música ayuda a los ancianos a obtener beneficios cognitivos como conservar o mejorar las habilidades verbales, estimular el aprendizaje, ejercitar la memoria, mantener la atención y concentración, fomentar la creatividad y disminuir la ansiedad y angustia.

La música, además, activa las neuronas y mejora nuestro aprendizaje; mejora nuestro estado de ánimo gracias al aumento de la serotonina, tiene efectos relajantes y nos ayuda a expresar emociones

Por otro lado, fomenta la comunicación y nuestros vínculos afectivos, nos entretiene, mejora la actividad cerebral al ejercitar la memoria y fomenta la agudeza mental, liberando ciertos recuerdos.

Asimismo, también se están investigando técnicas de musicoterapia en el tratamiento de otras enfermedades como el párkinson, autismo, traumatismo cerebral, apoplejía, etc.

La musicoterapia

La musicoterapia es el uso de la música con fines terapéuticos para restaurar o mejorar la salud de las personas.

El objetivo principal de esta actividad es promover un entorno donde se trabaje la comunicación, el aprendizaje, la expresión -verbal y no verbal-, la participación y la creatividad, entre otros aspectos. Todo ello, a la vez que se mejora la autoestima de los pacientes y calidad de vida.

Concretamente, la musicoterapia en los mayores se emplea para integrar y mejorar las capacidades en áreas como el lenguaje, atención, memoria, conducta, estado de ánimo y movilidad.

No hay duda de que el papel de la música en la medicina ha aumentado en los últimos años, ya que se ha demostrado que afecta positivamente la presión arterial, la memoria, el dolor, la depresión, la recuperación de derrames cerebrales, entre otros aspectos.

Al oír una canción y/o tocar un instrumento, ejercitamos nuestra mente, así como la capacidad auditiva y visual. Por ello, la musicoterapia es una de las actividades más recomendables para que las personas mayores puedan disfrutar de un envejecimiento con bienestar físico y psicológico.

De hecho, diversos estudios están trabajando en demostrar la importancia de la música puede ser una terapia efectiva para personas con alzhéimer y otras demencias

¿Cómo incorporar la música en personas mayores?

La musicoterapia no consiste simplemente en reproducir canciones para que los mayores las escuchen. La terapia con música para ancianos puede realizarse mediante diferentes actividades, como:

  • Tocar un instrumento, para potenciar la creatividad y coordinación
  • Bailar al ritmo de las canciones. Con ello, mejoran la coordinación, sociabilidad, movilidad y equilibrio, y entrenan la memoria al tener que aprender una coreografía.
  • Cantar, ya que estimula la memoria, la atención y otros aspectos cognitivos.
  • Pintar como actividad alternativa mientras escuchan música, para aumentar los beneficios psicomotrices y emocionales.

Cabe señalar que la Revista Española de Geriatría y Gerontología defendió el uso de la musicoterapia en pacientes con demencia hospitalizados. Realizaron un estudio y concluyeron que las preferencias musicales del paciente tenían mucha importancia en que la musicoterapia fuera efectiva. Gracias a ella, se valoró incluso recetar una menor dosis de ciertos psicofármacos.

Una herramienta muy poderosa

En resumen, la música puede ser una herramienta poderosa para mejorar la calidad de vida en la tercera edad

Sus beneficios físicos, mentales y emocionales son ampliamente reconocidos y respaldados por la investigación científica. 

Ya sea escuchando música, participando en actividades musicales o compartiendo experiencias musicales con otros, los adultos mayores pueden disfrutar de una mejor salud y bienestar en todas las áreas de sus vidas. 

Como sociedad, es importante reconocer el valor de la música en la tercera edad y proporcionar oportunidades accesibles para que todos puedan beneficiarse de sus efectos positivos.

 


Rutinas diarias: estructura y consistencia en la vida de las personas mayores

Las rutinas diarias desempeñan un papel fundamental en la vida de las personas mayores, especialmente en el entorno de una residencia para ancianos.

La estructura y consistencia proporcionadas por estas rutinas no solo contribuyen al bienestar general, sino que también tienen un impacto significativo en la calidad de vida de los residentes.

¿Cuáles son esas rutinas diarias comunes en una residencia de ancianos? ¿Qué importancia tienen para las personas mayores? ¿Cuáles son sus beneficios y los problemas que pueden surgir en ausencia de rutinas estructuradas? De todo ello hablaremos en este artículo.

¿Por qué son importantes las rutinas en personas mayores?

Las personas mayores, especialmente aquellas que residen en entornos de cuidado, encuentran gran ‘consuelo’, confianza y seguridad en las rutinas diarias.

La previsibilidad de estas rutinas les brinda un sentido de control sobre su entorno y les ayuda a adaptarse a los cambios más fácilmente. Por tanto, la importancia de estas rutinas se refleja en dos aspectos clave:

  • Seguridad emocional: La consistencia en las rutinas diarias crea un entorno anticipable, lo que proporciona seguridad emocional a los residentes e impulsa, entre otras cosas, el envejecimiento activo. Esto es especialmente significativo para aquellos que pueden experimentar ansiedad debido a la pérdida de autonomía.
  • Mejora de la salud mental: Las rutinas estructuradas contribuyen positivamente a la salud mental de las personas mayores. Al reducir la incertidumbre y el estrés, promovemos un estado de bienestar emocional, incluso nutritivo y en la alimentación, generando un impacto positivo en la cognición y la calidad de vida.

Beneficios de las rutinas

Entendida ya la importancia real de estas rutinas diarias en una residencia, en el hogar, etc. es preciso comprender hasta qué punto son beneficiosas tanto a nivel individual como colectivo.

Precisamente una de las grandes ventajas es el fomento de la socialización.

Las rutinas diarias que proponemos desde El Cel de Rubí incluyen actividades grupales que propulsan la socialización entre los residentes. Y es que una interacción regular contribuye a la formación de amistades, reduciendo la sensación de aislamiento.

Además, está la mejora de la salud física y mental. La incorporación de actividades físicas en las rutinas diarias contribuye a mantener la movilidad y la salud física de los residentes, previniendo prevenir problemas de salud a largo plazo y siempre con el objetivo de mejorar la calidad de vida. Y esto también hace que se estimule sensorialmente a los residentes, se sientan más cómodos y satisfechos.

Problemas asociados a la ausencia de rutinas

Está la cara y está la cruz. La falta de rutinas estructuradas puede dar lugar a una serie de problemas que afectan negativamente la vida de las personas mayores en una residencia. Podemos destacar:

  • Confusión y desorientación: La falta de rutinas puede llevar a la incertidumbre, a la confusión y desorientación en los residentes, especialmente aquellos que enfrentan problemas cognitivos. La previsibilidad de las rutinas actúa como un ancla que ayuda a mantener la orientación.
  • Declive en la salud mental: Puede contribuir al empeoramiento en la salud mental de los residentes, aumentando el riesgo de depresión y ansiedad. La falta de certezas sobre lo que sucederá a continuación puede generar estrés innecesario.
  • Carencia de una estructura en la vida diaria: La falta de rutinas puede resultar en una vida diaria carente de estructura. Esto puede llevar a la pérdida de interés en actividades, disminución de la participación social y, en última instancia, afectar la calidad de vida.

3 rutinas diarias en una residencia de mayores

En una residencia de gente mayor como El Cel Rubí, las rutinas diarias son cuidadosamente diseñadas para satisfacer las necesidades físicas, emocionales y sociales de los residentes.

Estas rutinas suelen incluir actividades programadas, comidas, momentos de descanso y atención médica.

Veamos algunas de las rutinas más comunes:

1.     Actividades programadas

Las actividades programadas, como ejercicios físicos suaves, clases de arte, música, risoterapia o juegos, son esenciales en la rutina diaria de los residentes.

Estas actividades, además de promover la salud física, también fomentan la interacción social, lo cual es crucial para combatir la soledad y el aislamiento.

2.     Horarios de comidas

La regularidad en los horarios de comidas proporciona estabilidad y asegura una nutrición adecuada.

Comer juntos también crea un sentido de comunidad y promueve la socialización entre los residentes.

3.     Cuidado personal y medicación

Las rutinas diarias incluyen momentos designados para el cuidado personal, como aseo, baños y administración de medicamentos.

Estos momentos son ineludibles para mantener la salud física y mental de los residentes.

¿Cómo es un día en El Cel Rubí?

El día a día en nuestra residencia sigue unos patrones muy claros, aunque siempre contamos con días especiales, como Sant Jordi, Reyes, festividades nacionales, etc. además de nuevas actividades que vamos introduciendo, espacios como la sala de estimulación sensorial Snoezelen y en definitiva alternativas continuas para impulsar el bienestar diario de nuestros mayores.

En todo caso, aquí os dejamos un organigrama para entender cómo sería un día en nuestra residencia:

Además de las rutinas habituales, en nuestro centro también tenemos actividades especiales como las colaboraciones con colegios e institutos. Éstas son muy valiosas y tienen muy buena acogida porque no solo rompen con la rutina “social” sino que se relacionan con personas muy diferentes ya que nos involucramos en proyectos intergeneracionales.

La rutina: un pilar fundamental para las personas mayores

adeEn resumen, las rutinas diarias son una de las bases de la vida de las personas mayores que viven en una residencia.

La estructura y la consistencia proporcionadas por estas actividades que se repiten día a día no solo mejoran la calidad de vida, sino que también contribuyen al bienestar emocional, social y físico de cada residente.

Por otro lado, la falta de una rutina puede dar lugar a problemas que afectan negativamente la salud y el bienestar de las personas mayores.

Es por ello que la creación de rutinas adaptadas a las necesidades individuales de los residentes, tal y como hacemos con cada uno de nuestros mayores en El Cel Rubí, es esencial para asegurar un entorno en el que puedan florecer y disfrutar de una vida plena.